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Estudioso del Tarot desde 1980, creó y desarrolló el TAROT TERAPÉUTICO en 1987 a partir de varias escuelas: Osho, Bioenergética, Fisher-Hoffman y de sus experiencias en diez años de viajes por Oriente, México, los Andes y Brasil.

Transformó el Tarot en un instrumento para sintonizar a la persona con su esencia e identificar, esclarecer y ayudar a desactivar patrones de conducta que dificultan la realización personal. Autor de “Curso de Tarot. Y su uso terapéutico” y "Tarot y Numerología. Desafíos y Lecciones de Vida" editados en México, Brasil y Portugal.

Fundó la Escuela Internacional de Tarot Terapéutico con alumnos en España, Portugal, México, Colombia, Venezuela, Argentina, Chile y Brasil.

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Los comentarios  y artículos de  los profesionales son única y exclusivamente personales y están bajo su responsabilidad

Veet Pramad (Enrique Amorós Azpetia)

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        UN TAROT PARA LA NUEVA ERA.

 

                                      LA TORRE.

                                         Visconti sforza.                  Marsella.                             Waite (1910) .                              Crowley.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tradicionalmente La Estrella ha sido y continúa siendo el Arcano de la Esperanza: “Ten esperanza, tú tienes buena estrella”. Esperanza viene de esperar, esperar que algo que llega de fuera nos resuelva la vida. Esperamos que un político honesto gane las elecciones, esperamos que nuestro marido se dé cuenta de la excelente esposa que tiene, esperamos que vuelva Nuestro Señor Jesucristo, esperamos a Godot.

 

Cuanto más colocamos la posibilidad de cambio de nuestra vida en factores externos más nos infantilizamos, pues era en la infancia cuando nada podíamos hacer para cambiar nuestra vida y si queríamos alguna cosa era a través de nuestros padres, aquellos gigantes todopoderosos, que la podíamos conseguir, desde que fuéramos “buenos” y obedientes, claro.

Durante siglos fuimos bombardeados por ideologías, convenciones sociales y religiones que insisten que Dios está afuera y no dentro, arrancándonos así nuestro lado divino, que el hombre no puede mostrar características femeninas y la mujer no tiene capacidad para desarrollar funciones consideradas masculinas. A través de estos absurdos el ser humano era degradado a la mínima expresión para, convencido de su incapacidad de mejorar su vida, convencido de que la posibilidad de mejora únicamente podría venir de fuera, ser manipulado mejor y mantener la sociedad piramidal en pie. El panorama estaba muy negro, así que para evitar convulsiones había que dar una compensación y esa compensación fue la esperanza.

No en vano la esperanza fue elevada a la categoría de virtud teologal por el catolicismo. El catecismo la define como: “la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos, no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo”

La esperanza no puede ser, entonces, confundida con la autoconfianza en nuestras propias fuerzas. La esperanza es una trampa que nos deja esperando, sin acción e infantilizados y es muy conveniente no morder ese anzuelo. Si algo caracteriza la Nueva Era es la comprensión de que el crecimiento en dirección a la felicidad solo se da a través de la plena responsabilización, y ¿qué responsabilidad puede desarrollar alguien que se queda esperando que terceros mejoren su vida? Por eso ese concepto de esperanza no debería pasar por el filtro del umbral de la Nueva Era y continuar usándolo en nuestras lecturas de Tarot en nada ayuda al crecimiento de nuestros consultantes.

Crowley se mantiene fiel a la tradición manteniendo la imagen de la mujer y las dos copas, mujer azul que en este caso es Nuit, el Principio Femenino de la mitología egipcia. La Estrella ilustra el Principio Universal de “la eterna renovación de las categorías” que en el plano humano representa la eliminación de viejas creencias y como consecuencia el rescate de la percepción. Las creencias son como cortinas que nos dificultan ver la realidad, o como dice el budismo zen “No busques la verdad, apenas abandona tus opiniones” Cuánto más creencias, principios, valores y prejuicios están instalados en nuestra mente menos nos enteramos de la realidad, sea esta externa o interna. ¿Qué noción de la realidad tiene un fanático? Dice el refranero castellano: Nada es verdad ni es mentira todo es del color del cristal con que se mira” y ese cristal son las creencias. Desapegándonos de ellas veremos las cosas como son.

Sin embargo, hay creencias “menos peores” y “más peores”. Algunas “menos peores” pueden llegar a ser inofensivas, pues en poco o nada afectan en nuestra calidad de vida, por ejemplo, si creemos o no en los extraterrestres. Las “más peores” son las que sustentan decisiones que nos llevan al sufrimiento, por ejemplo, creer no ser merecedores de amor.

Para identificar y desactivar esas últimas creencias tienen el trabajo sugerido en el 1º video de Introducción a las “Cinco llaves para el bienestar” que pueden ver en mi pag: www.tarotterapeutico.info

Namaste.

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